domingo, 21 de agosto de 2011

Esto no me lo esperaba...

Cierto es que nada es predecible en la vida del biólogo, naturalista o mero aficionado al campo. Cada salida al campo depara cosas diferentes a las anteriores ocasiones, bien sea momentos observados, bien sea una luz especial, un entorno llamativo, algo que convierte a esas situaciones en únicas e irrepetibles. Sin embargo en otras ocasiones la sorpresa nos la llevamos cuando nos encontramos con especies que están alejadas de su área normal de distribución y que para nada esperamos localizar en nuestra zona de campeo. Voy a dedicar esta entrada a unas cuantas sorpresas que me he llevado en estos años de campeo en cuanto a especies "raras" en la Cordillera Cantábrica.

Comenzaré por el encuentro más reciente que se produjo en la primavera de este 2011 cuando pude observar en varias ocasiones a un ejemplar juvenil de Buitre Negro (Aegypius monachus) tanto en vuelo como posado en las montañas de nuestra cordillera.

Vuelo de juvenil de buitre negro (Aegypius monachus) en el concejo asturiano de Somiedo.

No es del todo difícil encontrarse con ejemplares jóvenes del ave de mayor envergadura de Europa, en zonas alejadas de sus regiones de cría. Son ejemplares en dispersión que moviéndose de forma nomádica se desvían más de lo normal de lugares como Madrid o Extremadura donde se reproducen. La dispersión juvenil es un proceso elaborado por muchas especies animales en el cual se lleva a cabo un desplazamiento exploratorio de los individuos previo a su edad reproductora (el buitre negro alcanza dicha edad a los 4 años). Es un proceso importante y necesario en la dinámica poblacional ya que falcilita la variación genética de las poblaciones al intercambiar individuos entre zonas típicas de reproducción. A medida que avanza la edad de los ejemplares, los movimientos de dispersión disminuyen y se establecen en torno a zonas de reproducción de la especie. La tendencia de la especie es la filopatria, es decir, tienden a reproducirse cerca de donde nacieron, hecho que dificulta la expansión de estas especies.

Como podéis ver fijándose en el color de su cabeza, el buitre negro es un juvenil ya que presenta abundancia de plumas negras en la misma. A medida que envejecen los buitres negros van perdiendo plumas de la cabeza y esta adquiere un tono azulado.
El primer encuentro con este buitre (ya que suponemos que en los 3 avistamientos localizamos al mismo ejemplar) se produjo el 7 de Mayo y el ave sobrevolaba la localidad de Villaseca de Laciana junto a 5 buitres leonados.

Buitre negro (Aegypius monachus) sobre Villaseca de Laciana.

El segundo día localizamos al animal posado en un prado húmedo por el rocío el día 18 de Mayo cerca de La Peral, en Somiedo. Caminaba prado arriba y abajo hasta que finalmente levantó en vuelo momento en que se tomó la fotografía que encabeza esta entrada. Se encontraba solo en esta ocasión.

Buitre negro (Aegypius monachus) posado en un prado florido a finales de Mayo.

El último encuentro con el animal fue el viernes 17 de Junio en la frontera entre Asturias y León, cerca del Puerto de Somiedo. El animal se encontraba cerca del cadáver de un toro al que sacrificaron sus dueños en el monte al haber partido una pata. En esta ocasión aparecía acompañado de una buena cantidad de buitres leonados que también habían aprovechado la ocasión para llenar los buches de alimento.

Buitre negro (Aegypius monachus) junto a la caliza cantábrica (Pinchad en las imágener para verlas a mayor tamaño).

He estado fuera un tiempo y no se dónde estará este buitre ahora pero esperemos que le haya ido bien y que dentro de unos años saque adelante a unos pollos donde quiera que crie.

Si seguimos viajando atrás en el tiempo llegamos al 22 de Mayo del 2009, y es que parece que Mayo es un buen mes para llevarse sorpresas. En este caso nos la dio un individuo adulto de Carraca Europea (Coracias garrulus) el cual se alimentaba de las moscas y escarabajos necrófagos que a su vez se alimentaban de un ratonero muerto bajo un tendido eléctrico cerca de la localidad omañesa de Soto y Amio. Un pájaro con el que todos esperamos toparnos algún día por lo llamativo de sus colores tanto posada como en vuelo. Sin embargo no esperaba encontrarme con ella tan cerca de casa.
Es bastante habitual que individuos juveniles de Carraca se desplacen al norte coincidiendo con la época de cosecha en la que se juntan a bandos de cernícalos para alimentarse de insectos tras el trabajo de las cosechadoras, sin embargo un ejemplar adulto y en época en la que debería estar alimentando a su prole no es tan común.

Carraca Europea (Coracias garrulus) en Omaña.

Aunque estas citas no sean relevantes desde el punto de vista de la ecología de un lugar, ya que la presencia de un individuo de una especie en una zona suele considerarse accidental y no afecta de forma importante a la estabilidad de la región, si que sirve para despertar la curiosidad y preguntarse porqué ese bicho está ahi o porqué en este momento del año. La curiosidad debería ser el motor de todo científico.

Por último llegamos al 10 de Julio de 2008, día en el cual pude observar un juvenil de críalo europeo (Clamator glandarius) cerca de San Emiliano, a escasos 5 km en linea recta del imponente macizo de Ubiña, un lugar al que no solemos asociar la imagen de un críalo. En este caso igual que en el caso del buitre también se trataba de un juvenil en dispersión ya que esta especie también presenta un factor de dispersión bastante elevado. El críalo es una especie parásita, normalmente de córvidos, sobre todo urracas al contrario que el cuco que prefiere parasitar a pequeñas especies de paseriformes. Colocan en el nido de la especie a la que parasitan uno o varios huevos de pigmentación idéntica a la original y de esta forma la hembra incuba los huevos sin preocuparse del nuevo. Para ello se cree que uno de los componentes de la pareja distrae a las urracas mientras que la hembra deposita los huevos en el nido. Es cuando nace el críalo cuando empieza la verdadera competición ya que si el críalo nace antes empuja los demás huevos fuera del nido en el caso de que le sea posible y si convive con los pollos tenderá a expulsarlos también del nido. También los adultos vigilan sus huevos en el nido a pesar de ser acosados continuamente por las urracas para que abandonen la zona. De esta forma los críalos adultos pueden generar daños en los huevos de la urraca para que esta deseche esos huevos y seleccione los más integros entre los que se encuentra el del críalo.

Críalo europeo (Clamator glandarius) cerca de San Emiliano.

Quizá el área de cría del críalo sea más cercana a esta zona que las de las otras especies mencionadas ya que es una especie que cría en la mitad sur de la provincia de León, sin embargo ha sido la única ocasión en la que he observado un críalo en la cordillera. Espero que os haya gustado la entrada. Un saludo.

jueves, 4 de agosto de 2011

De vuelta: Gatos monteses y otras cosas

Hola a todos. Viene siendo costumbre disculparme al inicio de cada entrada por la tardanza en actualizar. La verdad es que entre los exámenes y los 28 días que me llevó recorrer los 790 km que separan Roncesvalles de Santiago de Compostela, no he tenido mucho tiempo para el blog. No obstante si he buscado algún hueco para salir al campo y tengo bastante material acumulado que espero ir subiendo poco a poco en este Agosto que se presenta mas relajado. El problema de ello es que uno no sabe muy bien por donde empezar pero me he decantado por mostrar algunas especies de la cordillera integradas en el verdor intenso de la primavera cantábrica.

Comenzaré con esa especie que tanto me apasiona, como sabréis los que leeis este blog con asiduidad. Se trata del gato montés (Felis silvestris). No está siendo un buen año de observaciones de la especie para mi ya que son solamente 3 en lo que llevamos de año (son pocas en comparación con las contadas hace un par de años), sin embargo han sido observaciones de gran valor por producirse en zonas en las que nunca había visto a uno de estos sigilosos animales. Hablar de gato montés es hablar, por lo general, de bosques y prados. De ahí el valor de estas observaciones, que se produjeron en zonas en las que no existen prácticamente masas forestales, la vecina comarca de Babia.
Gato montés (Felis silvestris) en ambiente de matorral

El ejemplar de la fotografía puede ser un individuo juvenil o bien una hembra ya que los rasgos suavizados y el tamaño de la cabeza así parecen indicarlo. Moraba en busca de algo que llevarse a la boca en una zona pedregosa con algún matorral disperso. La cola erizada en actitud de concentración en el afán de encontrar alimento. El morado de las flores de las Ericaceas y la ligera luz que todavía se filtraba entre las nubes hace que esta imagen sea una de las que más me gusta de las que he conseguido hasta ahora de la especie.

Gato montés (Felis silvestris)

En este caso este otro gato montés permanecía sentado en el límite entre las hierbas altas y la zona pacida por el ganado, siendo en la segunda, más sencillo para el gato, el desarrollo de las técnicas de caza de micromamíferos. También se trata de un ejemplar juvenil posiblemente. La verdad es que siempre es una alegría encontrarte con individuos de una especie por la que tienes especial interés, en zonas diferentes a las habituales. Es una sensación parecida a la de encontrarte con un amigo en un otro país sin haberlo planeado.
Ahora que han segado los prados supongo que aumentará el número de avistamientos de la especie que llevo en este 2011 además de tener la posibilidad de poder seguir aprendiendo cosas sobre los monteses mediante la observación directa en su medio natural.

La primavera es sin duda, la estación con la que me quedaría para fotografiar la naturaleza. El verde que lo envuelve todo, el gran número de especies animales que despiertan del letargo invernal (tanto vertebradas como invertebradas), la variedad de plantas que lucen sus mejores galas, las temperaturas suaves que motivan a las especies animales a parmanecer más activas durante todo el día, etc.
Claro síntoma de la llegada de la primavera en la Cordillera es la aparición de las flores de los narcisos (o "Gritsándanas" en patsuezo) que llenan los prados húmedos de los valles y brañas de un color amarillo.



Narcisos (Narcissus pseudonarcissus) o gritsándanas

Curiosa debe ser la vista de estos prados desde las alturas, una vista con la que se encuentran todas las aves migratorias que vuelven en primavera a la península para criar, completar su ciclo vital y regresar al sur en Septiembre. Una de las especies más llamativas es el alimoche (Neophron percnopterus). Otros años las observaciones de esta especie solían producirse en zonas abiertas de la alta montaña, sin embargo han sido muchas veces las que he observado alimoches este año sobrevolando bosques y en fondos de valle. Esta especie lleva a cabo un viaje épico cruzando el desierto del Sáhara y el estrecho año tras año para reproducirse y de vuelta para pasar el invierno. Puede verse de forma muy gráfica aquí

Alimoche (Neophron percnopterus) sobrevolando una ladera forestal

Otra de las rapaces que realiza un viaje a la península desde Africa para criar es el aguilucho cenizo (Circus pygargus) cuya silueta de alas largas y sus vuelos que recuerdan a una cometa pueden verse en nuestros campos desde el inicio de la primavera. Seguramente todos habéis observado en más de una ocasión las técnicas de caza de esta especie consistentes en planear sobre prados o matorrales con los ojos clavados en el suelo sin batir practicamente las alas y dando un quiebro brusco para caer directos al suelo al percatarse de la presencia de una presa en potencia.


Macho de aguilucho cenizo (Circus pygargus) desarrollando técnicas de caza típicas de la especie (Pinchad en la imagen para ampliarla)

La primavera es una época en la que los campos se innundan de sonidos que han estado ocultos por las nieves invernales y que parece que aumentan su volumen a medida que los días se alargan y aumentan las temperaturas. Uno de los cantos más escuchados en los campos ibéricos es el de la perdiz roja (Alectoris rufa). Los machos escogen un punto elevado desde el cual emiten su canto para atyraer a las hembras y poder reproducirse.

Macho de perdiz roja (Alectoris rufa) cantando

Muchas especies de anfibios que permanecen en letargo durante el frío invierno reciben ansiosas la primavera para completar su ciclo reproductor y dar lugar a una nueva generación de individuos que ha de sobrevivir a los peligros de la naturaleza. Los anfibios normalmente siguen la estrategia de la R, es decir, ponen muchos huevos que originan gran cantidad de juveniles con una tasa de mortalidad elevada, de los cuales sobrevive un pequeño porcentaje. Una de las formas mas comunes de cortejar a las hembras en el mundo de los anuros es mediante el canto, las ranas hinchan sacos en la zona ventral o bien lateral produciendo sonidos característicos que llamarán la atención de las hembras y a su vez dejarán claro su estatus a otros machos competidores.

Rana común (Pelophylax perezi) con sacos bucales en las comisuras de la boca

Ranita de San Antonio (Hyla arborea) con saco bucal en la zona ventral

Más sigilosos son los urodelos, pero también desarrollan sus pautas de apareamiento en los días lluviosos de primavera.

Salamandra común (Salamandra salamandra)

Unas de las zonas donde más explosiva es la primavera es en la alta montaña, donde todo se acelera ya que el tiempo en la que la nieve deja la tierra al descubierto es mucho menor que en los fondos de valle y por ello todo ha de funcionar a una velocidad mayor. Los rebecos alumbran a sus crías en la primavera a la vez que dejan atras sus lanas invernales para dar paso a un pelaje más fino y rojizo.

Rebeco (Rupicapra pyrenaica parva) cambiando el pelo.

A medida que ganamos altitud aparecen especies como el gorrión alpino, el cual cría principalmente por encima de los 1900 msnm y se alimenta de los artrópodos que viven en las praderas alpinas y subalpinas, en este caso, del entorno de Ubiña. En mi opinión es una de las aves más bonitas de la cordillera cantábrica con las placas alares blancas en vuelo contrastadas con el negro del dorso. No tenía una foto decente de este animal y todavía puede mejorarse, pero teniendo en cuenta la zona en la que está fotografiado tiene bastante valor para mi. Esta especie es más fácil de localizar y fotografiar en ciertas zonas de Picos de Europa y del Pirineo, sin embargo son pocas las fotografías que he visto de esta especie en la zona occidental de la Cordillera Cantábrica.

Gorrión alpino (Passer montanus) fotografiado en el occidente de la cordillera.

Para rematar la entrada os dejo una de las imágenes que más me gusta de esta primavera, una cierva en un prado florido con un ligero contraluz que deja ver los insectos revoloteando alrededor del cérvido. Espero que os haya gustado la entrada y me comprometo a actualizar más a menudo (al menos hasta que ponga esto al día). Un abrazo y gracias por visitar el blog.

Hembra de ciervo (Cervus elaphus) en un prado primaveral