sábado, 13 de noviembre de 2010

Días de campo

Si hay algo que tienen los días de campo es que ninguno es igual al anterior. Hay días muy buenos que son los que la mayoría de personas reflejamos en los blogs pero entre ellos también hay otros muchos días que llaman menos la atención, pero que pueden ser muy especiales si sabemos valorarlos. No todo va a consistir en observar como se alimentan grandes carnívoros o como una gran rapaz ejecuta un lance de caza. Esos días que no suelen surgir cuando tienes una conversación con algún colega del mundillo porque en su momento no te parecieron peculiares pero que pasado el tiempo recuerdas revisando fotografías y que hacen que lo que un día no te llamó la atención, lo haga un par de semanas después.

Zorro (Vulpes vulpes)

Algo así sucedió a finales de Octubre cuando dando uno de los paseos rutinarios buscando algo interesante me topé con un zorro campeando. Ha sido un verano bastante flojo en cuanto a observaciones de este cánido y tenía ganas de volver a fotografiarlo como se merecía. Ya veis, uno de los mamíferos mas abundantes de nuestra geografía y sin embargo su observación despertó una motivación equiparable a la de cualquier especie con mas renombre. El raposo en cuestión ya tiene el pelaje de invierno y una bonita maza blanca coronaba su espesa cola. El zorro es uno de esos animales que siempre está ahi y al que muchas veces no se le presta la atención que merece.





Este animal destaca entre todo el mundo por su astucia, protagonizando numerosas fábulas e historias. Y la verdad es que observándolo detenidamente te das cuenta de que su fama es merecida. Considerado alimaña por muchos, debido a los ataques a gallineros entre otras cosas, este animal ha sufrido el ataque del hombre continuamente y de hecho lo sigue sufirendo. En numerosas fincas de caza menor en la mitad sur de la península ibérica se sigue acribillando al zorro para que "no nos quite" la caza. Cosas así hacen bastante gracia ya que el que le quita la caza al zorro es el cazador. El primero la necesita para sobrevivir y el segundo no. Pero bueno, volvemos a lo de siempre, al dinero y demás historias. Como podéis ver, la observación de un animal en su entorno hace rebotar de una reflexión en otra y realmente te cuestionas porque acribillan a un bicho como este.

Rebeco cantábrico (Rupicapra pyrenaica parva)

Otro animal abundante en las zonas altas de la cordillera es el rebeco. Un animal cuyo celo es un espectáculo digo de admirar y que está a punto de empezar. Son los bóvidos salvajes de la cordillera, adaptados completamente a la vida entre peñas y en la vertical de los cortados calizos. Fibra pura preparada para amortiguar los saltos entre las rocas a velocidades de vértigo. Uno puede ver muchos rebecos a lo largo de su vida ya que es un animal bastante abundante, pero cuando realmente se para a pensar de lo que son capaces estos animales los observa con mucho mas detalle y valora la "máquina" que tiene enfrente. Una simple observación de rebeco puede ser especial cuando intentas ver porque ese animal es como es y que lo hace ser especial.

Estamos en una época en la que muchas aves nos visitan desde el norte de de Europa para pasar el invierno en un entorno más templado y con mayor disponibilidad de alimento que la tierra de donde vienen, que en esta época aparece cubierta de nieve. Eso hace que una salida al campo merezca la pena sólo con la observación de uno de estos animales y el hecho de comprobar que un año más la naturaleza sigue como siempre a pesar de los obstáculos y que estos pájaros vuelven a viajar cientos de kilómetros. Es el caso de los zorzales reales y alirrojos, túrdidos que vienen de tierras como Finlandia o Noruega para alimentarse en nuestros prados. Suelen formar bandos mixtos de zorzal real, alirrojo, común, algún charlo de vez en cuando y también algún mirlo capiblanco en el pico de la migración de esta especie. Este año ya vi unos cuantos ejemplares de zorzal real y alirrojo alimentándose de los frutos del majuelo y entre ellos se dejo ver algún mirlo capiblanco que siempre es una alegría.

Zorzal real (Turdus pilaris)

Zorzal alirrojo (Turdus iliacus) fotografiado sobre un majuelo en 2007 con mi anterior cámara, una Lumix

Otra migradora invernal que me encontré este año fue el pinzón real. No veía un pinzón real desde el invierno de 2007-2008 y la verdad es que es un pájaro de los más guapos que podemos ver en esta época de idas y venidas. Normalmente suelen aparecer en bandadas de fringílidos como pinzones vulgares, jilgueros y verderones. Ls machos tienen un tono azulado oscuro en la cabeza que le queda como restos de su plumaje nupcial mientras que las hembras suelen ser mas discretas. Fue una temporada muy buena para invernantes en general ya que vi los mayores bandos de lúganos en los abedulares de la montaña cantábrica y también alimentándose en los "Humeiros" (Alisos) de las riberas.

Pinzón real (Fringilla montifringilla) fotografiado en 2007 junto a pinzones vulgares

Pinzón real fotografiado este año

La verdad es que encontrarte con un buen bando de fringílidos y otras aves es algo muy entretenido ya que donde menos lo esperas puede aparecer una de estas especies que deseas ver cada invierno. El pasado fin de semana vimos un total de 10 pinzones reales aproximadamente repartidos en 2 grandes bandos. Uno de estos bandos presentaba pinzones vulgares, reales, jilgueros y gorriones comunes (muchas veces estas especies se alimentan en prados y jardines de pueblos en su descanso) y el segundo bando presentaba pinzones vulgares, reales, verderones, escribanos cerillos y también gorriones comunes.
Las migratorias son otro de los motivos por los que merece la pena salir al campo en estos días de temporales y frío. Sin embargo algunos días de campo no tienes oportunidad ni de ver a los residentes, ni a los migrantes, ni nada de nada... Seguro que todos habéis vivido algún día en los que parece que el monte calla y no se mueve ningún animal. Son días en los que tienes que buscar algo que te demuestre que todo lo que haces realmente merece la pena. Es entonces cuando el día te regala un bonito atardecer, o un color en las hojas de las hayas que refleja la lluvia caída.

Hojas de haya (Fagus sylvatica) en otoño

Atardecer en otoño

Son pequeños detalles, y es que en esta afición, como en la vida, los pequeños detalles son lo que realmente hacen feliz a las personas ya que si los aprendes a valorar, siempre tendrás uno y hará que merezca la pena. Los que se empeñan en abarcar demasiado, nunca se encontrarán satisfechos y no se sentirán realizados. Está bien ser ambiciosos pero en su justa medida, y es muy fácil saltar la linea. Espero que os haya gustado y os hayáis sentido identificados con esas jornadas de campo que no dejan de ser unas notas en un cuaderno para alguien normal, pero que al releerlas con el tiempo se convierten en recuerdos muy especiales. Un saludo